Escrito originalmente en The Philadelphia Citizen
Por Nick Fiorellini
Traducido por Gabriela Rivera
Las hermanas Sonia y Sonam Parikh abrieron The People ‘s Fridge (La nevera del pueblo) en la calle 52 para honrar a su padre, quien falleció el año pasado. Cuando murió, las hermanas recibieron docenas de llamadas sobre cómo su difunto padre había donado y comprado alimentos para los necesitados. Después de meses de trabajar arduamente y hacer planes, su refrigerador comunitario abrió frente al café Mina’s World en West Philly, el 21 de septiembre.
Desde el comienzo de la pandemia, más de una docena de refrigeradores comunitarios en Filadelfia se han abierto para ayudar a aliviar la profundización y larga existencia de los sistemas de racismo y opresión que contribuyen a la inseguridad alimentaria en la ciudad. A veces llamados “freedges”, los refrigeradores comunitarios son un tipo de proyecto de ayuda mutua que ofrece frutas, verduras frescas, comidas preparadas y artículos no perecederos que son gratuitos para todos y que se pueden acceder a través de un refrigerador al aire libre en cualquier momento.
Durante el tiempo en que las hermanas Parikh estaban planeando su refrigerador comunitario, Jane Ellis de Mount Airy se desplazaba a través de Instagram cuando vio uno en la ciudad de Nueva York. Ellis, una maestra de cuarto grado en la escuela Greene Street Friends School en Germantown, pensó que sería una buena idea abrir en el área donde trabajaba. Su escuela accedió a ser patrocinador, instalando una toma de corriente eléctrica al aire libre y pagando los gastos anuales de electricidad.
Entonces, ¿por dónde empieza si quiere empezar su propio refrigerador comunitario? Aunque no hay dos iguales, Sonia Parikh y Ellis compartieron las reglas para que cualquiera pueda hacerlo:
1. Hable con la comunidad y establezca relaciones
Puede ser que un vecindario tenga una fuerte necesidad de un refrigerador comunitario, explica Parikh, pero esto puede convertirse fácilmente en una carga si se ignoran las aportaciones locales. Cuando ella y su hermana comenzaron a hablar con los residentes de West Philly sobre lo que querían en un refrigerador, prometieron no abrir uno donde pudiera quitarle los clientes a un pequeño negocio. Dado que muchos en la zona son musulmanes, también decidieron no permitir la carne cruda y la carne de cerdo.
Hablar con la comunidad local también es una buena manera para encontrar personas que quieran contribuir. Cuando Ellis comenzó a hablar con los residentes de Germantown sobre la idea de un refrigerador comunitario en su vecindario, encontró voluntarios que estaban dispuestos a contribuir con su tiempo y dinero hacia la construcción de una despensa adjunta.
La mayoría de los vecindarios en Filadelfia tienen grupos cívicos activos y muchas cuadras tienen un capitán de bloque. Hablar con estos grupos y personas es un buen primer paso para averiguar cuáles son las necesidades de la comunidad, y si un refrigerador comunitario podría ser beneficioso para el área.
2. Encuentre un patrocinador para su refrigerador de alimentos gratuitos
“Si no tiene un patrocinador, no tiene refrigerador”, dice Parikh. Un sentimiento que Ellis reiteró.
Lo que constituye un buen patrocinador depende del tipo de relación que esté buscando, pero como mínimo debería buscar un patrocinador que esté entusiasmado con mitigar la inseguridad alimentaria. Algunos patrocinadores también pagarán por el costo eléctrico y otros ayudarán con el almacenamiento del refrigerador. En aras de la transparencia, es útil tener un acuerdo firmado que detalle quién es responsable del costo y el mantenimiento.
También debe comunicarse con pequeñas empresas locales, centros comunitarios y casas de culto para ver si estarían dispuestos a alojar un refrigerador comunitario en su propiedad. Si bien no hay leyes que impidan que sean alojados en áreas residenciales, tenga cuidado con cómo se sentirían los vecinos.
3. Averigüe qué materiales necesitará en la nevera comunitaria
Hay dos cosas que cada refrigerador comunitaria exitosa necesita: un refrigerador y un suministro constante de alimentos.
Al hablar con miembros de la comunidad, vea si hay alguien dispuesto a donar un refrigerador o su tiempo. Las panaderías y restaurantes locales a veces están dispuestos a donar comidas y productos sobrantes. Si ninguno de estos es posible, considere la posibilidad de crear un fondo comunitario donde las personas puedan donar y ayudar a pagar el costo del refrigerador y los comestibles o solicitar una micro-subvención.
Independientemente de cómo obtenga comida para su refrigerador, es importante tener un conjunto de pautas a seguir sobre lo que se permite en él para prevenir líos, proteger a aquellos con alergias y tomar en cuenta a aquellos que mantienen kosher o halal.
Las comidas preparadas deben estar cubiertas y tener una lista adjunta de ingredientes. Una lista de donaciones aceptables debe estar en el refrigerador y dondequiera que se promueva.
4. Haga un plan de mantenimiento para el refrigerador
El mantenimiento de un refrigerador comunitario es la parte más difícil.
Como organizador, debe asegurarse de que esté climatizado y a prueba de plagas. Si un refrigerador está al aire libre, debe tener algún tipo de cubierta y estar conectada a una toma de corriente resistente a la intemperie. Todos los alimentos no perecederos que no se almacenan dentro del refrigerador deben estar en armarios cerrados.
Los refrigeradores comunitarios deben revisarse al menos dos veces al día, si no más, para ser limpiadas, organizadas, almacenadas y depuradas. La mejor manera de hacer esto, es hacer una lista de voluntarios regulares y asignarles tiempos para que lo revisen o compren más alimentos. Es mejor tener al menos un voluntario adicional de guardia, en caso de que quien fue programado originalmente tenga que saltarse sus tareas.
5. Abra el refrigerador por las razones correctas
Hay un montón de razones por las que la gente quiere comenzar un refrigerador comunitario. Tal vez le apasiona la justicia alimentaria, tal vez creció sin acceso a alimentos saludables. Sea cual sea su razón, asegúrese de que sea un compromiso que está dispuesto a cumplir y mantener. Los refrigeradores comunitarios requieren horas y horas de trabajo duro y no remunerado.
Mientras que muchos aspectos de un refrigerador comunitario pueden variar entre diferentes vecindarios, sus líderes tienen una cosa en común: una pasión ardiente por la ayuda mutua y por ayudar a los que los rodean. Si tiene esa pasión, está listo para empezar uno.